miércoles, 25 de febrero de 2015

¡Conocé el Mercado Sabe la Tierra!

Este fin de semana visité el Mercado Sabe La Tierra que se ubica en la estación San Fernando del tren de la Costa. Hay varios puestos para almorzar sano y tomarse un rico jugo en las mesas de madera comunitarias. La mayoría son puestos vegetarianos o veganos, pero también podés encontrar un productor orgánico de quesos y salamines. ¡No te pierdas la cerveza artesanal!


Abre todos los sábados de 10 a 18hs. Los primeros en llegar son los vecinos que van a comprar verduras y frutas y cerca del medidodía comienzan a armarse los puestos de comida. También podés adquirir productos orgánicos para llevar a tu casa como maca, pan, pastas, tés. Frente a las vías  vas a encontrar desde cuadernos y almohadones artesanales hasta productos de limpieza eco-friendly. 


Sabe la Tierra es una Asociación sin fines de lucro que busca difundir la sustentabilidad en todos los órdenes de la vida. Por eso, a través de las Ferias y los talleres, quieren concientizar y generar cambios de hábitos para preservar el medio ambiente. Los Mercados, con ediciones en San Fernando, Vicente López y Pilar, acercan los productores locales, que no usan agroquímicos ni pesticidas, a los consumidores. 


La iniciativa nació de la mano de Angie Ferrazini que busca "pensar global y actuar local". Comenzó con 16 productores en su casa y hoy cuenta con tres mercados que nuclea múltiples productores de alimentos orgánicos, diseñadores y artistas, cooperativas de trabajo y proyectos sociales.  ¿Querés conocer más sobre su trabajo? Leé la entrevista completa acá. 





viernes, 20 de febrero de 2015

Comer en el trabajo: la vianda

Almorzar en el trabajo siempre es un tema. A pesar de que cada vez hay más restaurantes de comida "natural", comer afuera todos los días es muy difícil. Especialmente para el bolsillo. Por eso, la mejor opción es llevarse una vianda.

En general, al preparar la cena dejo un sobrante para comer al día siguiente en la oficina. También tengo un stash de hamburguesas de lentejas, de mijo, milanesas de soja y bocaditos de espinaca en mi freezer. Pero con la macrobiótica me encontré con algunos problemas:

1) No se puede calentar la comida en el microondas porque rompe las moléculas de los alimentos y entonces ya no absorbemos los nutrientes. Así que saldré a buscar un termo o vianda térmica para que la comida se mantenga caliente. Sí, ¡como en la primaria! En Mercadolibre hay algunas muy lindas que parecen un bolsito y suman en cualquier outfit.


Fuente: Mercadolibre
2) Cocinar el día anterior pensando en que tengo que combinar siempre un cereal (arroz yamaní integral, mijo, trigo de burgol, entre otros), verduras (salteadas, escaldadas, hervidas, a piaccere) y proteínas (lentejas, soja, tofu, pescado, porotos aduki). Además, tener presente que si voy a comer proteínas esa noche, evitarlas al mediodía.

3) Llevar pescado a la oficina es un suicidio. No sólo que tus compañeros te van a odiar de por vida por el olor si no que, además, no sé cuánto tiempo aguanta en la vianda térmica fuera de la heladera, especialmente en verano. Además, muchas veces en casa nos gusta cocinar pescado a la noche y compartirlo (en otro post hablaré del tema de la socialización y cómo ajustar tu dieta y la comida de tu pareja, tu familia, etc.). Así que este punto lo tomo con pinzas.


Hoy mi vianda consiste en hamburguesa de lentejas + verduras al wok + trigo de burgol y en estos días veremos cómo me resulta la vianda.

¿Vos te llevás la comida al trabajo? ¿Qué cocinás?


miércoles, 18 de febrero de 2015

Día uno: ¡desayuno de arroz!

¿Qué? ¿Desayunar con arroz? ¿De qué me está hablando esta mujer?

Esa fue mi primera reacción ante el consejo de Perla para curar la gastritis. Para arrancar el día me recomendó hacer una suerte de crema de arroz yamaní integral con Gomasio. Como mis náuseas y dolores de panza son más fuertes a la mañana, decidí empezar con esta receta para probar. Cociné a la noche, ya que lleva tiempo. ¡Y al mañana ya tenía todo listo!


Primero, hay que lavar el arroz. Luego, por cada medida, van cinco de agua. Lo ideal es cocinarlo en una olla a presión y luego con difusor de calor, pero como no tengo ninguna de las dos, lo hice en olla común hasta que rompió hervor y luego bajé el fuego a pelusa (el mínimo antes de que se apague). Sé que así se hace el arroz para sushi, así que me quedé tranquila con mi modificación. Igual, pienso asirme de los utensilios correctos en algún momento. Según el libro, hay que dejarlo remojar luego de lavarlo, pero dado el poco tiempo y que Perla no me especificó esto, lo herví así. La próxima probaré remojarlo.
Dejás el arroz 40 minutos bien bajito y después lo colás. A la minipimer y listo...

Me quedó una pasta poco atractiva que metí en la heladera y rogué que al día siguiente estuviera bien.

Esto se sazona con gomasio (una mezcla de semillas de sésamo lavadas, secadas y tostadas y sal marina tostada). Al ser el primer día, no tenía muchos elementos por lo que sólo lo hice con sésamo. Te digo que suma MUCHO a la crema de arroz.

La prueba definitiva fue a la mañana siguiente. Lo comí con poca fe, pero me sorprendió. Es bastante más rico de lo que creía. Idealmente se acompaña con un té de bansha, pero por ahora decidí quedarme con los de hierbas conocidas.

Poco a poco iré incorporando nuevas comidas y recetas. El futuro de los desayunos igual se ve más entretenido: pan integral con queso untable de tofu o hummus.

¿Vos qué desayunás todas las mañanas?

¿Por qué Macrobiótica?

Tengo gastritis crónica hace varios años. Hay momentos mejores y otros peores en los que los síntomas se acrecientan y no me dejan vivir en paz. Coma lo que coma, me siento mal. Entonces decidí hacerme más consciente de mi dieta.


No es que coma hamburguesas con papas fritas todos los días (de hecho, hace siglos que no piso un McDonald's), pero evidentemente necesito un cambio más profundo. Practico yoga y medito hace muchos, por lo que la búsqueda del bienestar de mi cuerpo y mi mente tiene un largo camino. A los 23 incursioné en el Ayurveda, la medicina de la India. Era el camino lógico, pero no me resultó. Era muy complicado conseguir algunos ingredientes, llevaba muchísimo tiempo  y no se ajustaba fácilmente con la vida de una joven porteña que estudiaba y trabajaba. 

Sin embargo, algunas cosas dejé incorporadas como comer fruta a la mañana y no después de las comidas, evitar algunos alimentos que me caían mal como el choclo y ponerle zanahoria al jugo de naranja para bajarle la acidez. A mi entender, comía "sano" porque disminuí la cantidad de carnes rojas, eliminé el pollo, como muchas verduras. Sin embargo, hoy siento que mi cuerpo necesita otra cosa. Ordenar, aprender y cambiar hábitos para incorporar otros que no me hagan sentir pesada todo el día, con dolor de panza, falta de energía, etc.

Una aclaración para los escépticos: fui al médico, probé con medicación tradicional, me hicieron estudios. La única respuesta fue: "Es gastritis, fijate qué te está estresando". Padre y novio médicos de por medio, no hace falta decir que tengo análisis de sangre y demás yerbas al día (que están OK- y siempre lo estuvieron, aún cuando no comía carne-). 

La macrobiótica me resuena hace un tiempo. Primero, googlée sobre esta corriente, pero hay tanta información y tan dispar y tantas corrientes distintas (vegetarianos, veganos, crudiveganos, macrobióticos, naturistas, ayurvédicos, etc., etc.) que decidí ir a ver a alguien que me oriente un poco. Gracias a recomendaciones llegué a la Casa de Oshawa y Perla Palacci. Tuve una consulta con ella y hoy comienzo con este recorrido que quiero compartir con ustedes. 

Voy a relatarles mi experiencia junto con recetas, recomendaciones, notas de interés y mucho más. ¡Pasen y lean!

¿Vos alguna vez probaste alguno de estos tipos de alimentación?