viernes, 13 de marzo de 2015

Como en Francia: el pan de cada día

Le pain quotidien es un restaurant ideal para todos aquellos que buscan una opción más natural y saludable. De origen europeo, es totalmente apto para macrobióticos, pero también para vegetarianos y veganos. El ambiente también te invita a viajar con los sentidos, ya que todos los locales poseen mesas comunales. ¡Sí, te sentás a comer al lado de un desconocido!


"Le Pain Quotidien significa el pan de cada día. Y para nosotros eso significa todo. Es mucho más que un mero sustento, es una forma de vida. A la vez que nuestros panes emergen de los hornos, cálidos y fragantes, los amigos se reúnen alrededor de nuestras mesas comunales para compartir la tradición de partir el pan", explican desde la empresa. "El murmullo de la conversación llena el ambiente, las mermeladas orgánicas se van pasando alrededor de la mesa y muy elegantemente, el tiempo se para".

Imagen: Le pain quotidien
Tiene diversas sucursales, pero todas mantienen la misma estética limpia, fresca y familiar. Un dato: el local de Armenia y El Salvador tiene un patio increíble y super relajante.Todos los productos son orgánicos y podés comprar mermeladas, panes y pastelería para llevar a tu casa

"Cuando arrancás el día nutriéndote con  ingredientes que son puros y simples; pan orgánico, frutas y verduras frescas y las más dulces y ricas mermeladas y confituras orgánicas, se experimenta el placer de la vida cotidiana. Cada producto que ofrecemos en Le Pain Quotidien, combina los mejores ingredientes de temporada con nuestros panes recién horneados", afirman. 

En su página podés encontrar deliciosas recetas y el local más cerca de tu casa.

martes, 10 de marzo de 2015

Curso de Cocina

El sábado empecé un curso de cocina macrobiótica. Aprendimos a hacer un plato balanceado que consta de arroz yamaní, porotos aduki y ensalada de repollo y radicheta escaldada. Pero lo mejor fue el postre: manzanas con coulis de ciruelas.

¿Qué necesitás para hacer esta exquisitez?
1. Una manzana red deliciosa por comensal
2. Ciruelas disecadas con carozo
3. Almendras 
4. Coco rallado

¿Cómo prepararlas?

Hacé cuatro cortes en la parte superior de cada manzana. Cocinalas al vapor (enteras) hasta que la piel se haya arrugado

Por otro lado, hidratá las ciruelas como mínimo una hora. Luego licualas, junto con una parte del jugo. También podés usar la minipymer. No pongas demasiado líquido para lograr la consistencia del coulis. Tiene que quedar similar a un charlotte. Si hace falta, le vas agregando agua de a poquito. 

Colocá en un plato una manzana, decorá con el coulis por encima y agregale las almendras, tostadas y picadas, y el coco rallado

¡Voilá! Tenés un postre super rico. ¿Lo mejor? ¡No lleva ni una gota de azúcar!

miércoles, 4 de marzo de 2015

Comer afuera: el desafío

Comer afuera o, simplemente, comer con otros es un desafío. A menos que la otra persona sea vegetariana, vegana, e incluso en esos casos, se hace difícil el momento de comer con otros. En esos instantes me replanteo si vale la pena hacer esto y me asombro de las personas que deciden dejar de comer carne o sus derivados para toda la vida. 


Escena 1: vamos en familia a un restaurant. Me pido mi plato de carne de la semana, pero nada de lo que me ofrece el lugar para acompañarlo es recomendado por mi dieta. No se debe mezclar papa con proteínas, no comer verduras crudas (en particular por mi gastritis), el arroz tiene que ser yamaní integral.

Una posible solución es invitar a la familia o amigos a un restaurant vegetariano. ¿Creen que se van a sumar?

Escena 2: merienda con amigas. No todos los lugares tienen tostadas de pan integral. Y si tienen suele venir con queso o mermelada no orgánica. La infusión es fácil, porque suele haber manzanilla o alguno similar. Ahora, si te invitan a merendar a Havanna...¡Agarrate!

Un tip: el Museo Evita ofrece tostadas con mermelada orgánica.


Escena 3: domingo a la noche en casa. Novio ve el partido y quiere comer pizza. Clásico de un fin de semana porteño. 

¿Qué hago? Le preparo una pizza casera a él, pero yo me hago para mí pizza de trigo de burgol. Si tengo que ser sincera, su pizza con queso derretido se ve mucho mucho más atractiva que la mía. Respiro hondo y me afirmo en que mi cambio de dieta es por mi bien.

La pregunta es si tengo que cocinar todas las noches doble, relajarme y romper la dieta cuando salgo a comer afuera (que puede llegar a ser varias veces por semana según la época del año) o, por el contrario, llevar mi viandita a todos lados y sólo aceptar restaurantes donde sé que puedo encontrar algo para comer. ¿Ustedes qué opinan? ¿Qué hacen los vegetarianos y veganos? ¿Y los que tienen otras dietas especiales como kosher?

domingo, 1 de marzo de 2015

¿Qué es la macrobiótica?

Voy a intentar explicar brevemente en qué consiste esta disciplina. Está fundada en la medicina china sobre la filosofía del ying y el yang. No toman en cuenta sólo los valores nutricionales de los alimentos (vitaminas, minerales, proteínas), sino también sus valores vibracionales


Como explica Perla Palacci en Macrobiótica para todos, "Desde este punto de vista, nosotros recibimos vibraciones externamente a través de rayos cósmicos, solares, lunares, ondas sonoras, temperatura, humedad, las vibraciones de otras personas, de la música, los colores, etc. Internamente, las recibimos por medio de los alimentos, líquidos y sólidos". 

Cada alimento tiene más energía yin o más energía yang. El objetivo es encontrar el equilibrio. Este se logra a través de la siguiente combinación en la dieta cotidiana: 50% de cereales, 20% de vegetales, 15% de proteínas, 10% sopas, 5% postres. 

La macrobiótica nació de la mano de George Ohsawa en Japón y se popularizó en Occidente gracias a su discípulo Michio Kushi. En su libro, Palacci expone los principios de esta tradición culinaria y junto con numerosas recetas. 



Me encuentro en fase exploratoria aún, pero poco a poco voy descubriendo nuevas preparaciones. Una imperdible es la pizza de trigo de burgol.

1- Primero hay que lavarlo bien y ponerlo a cocinar con doble medida de agua. Una vez que hierve, bajá el fuego y seguí cocinando con difusor hasta que ya no veas el líquido.

2- Luego mezclá con cebolla cortada chiquita y salteada, más perejil. Con eso formás la masa. Colocala sobre una pizzera con aceite.

3- Por otro lado, desmenuzá media horma de tofu (ojo que sea orgánico!) en un bowl, junto con 1/4 de taza de agua y una cucharadita de orégano. Pasalo por la minipymer hasta que te quede una suerte de crema. Después volcalo sobre la masa. Al horno unos 15 minutos ¡y listo!




miércoles, 25 de febrero de 2015

¡Conocé el Mercado Sabe la Tierra!

Este fin de semana visité el Mercado Sabe La Tierra que se ubica en la estación San Fernando del tren de la Costa. Hay varios puestos para almorzar sano y tomarse un rico jugo en las mesas de madera comunitarias. La mayoría son puestos vegetarianos o veganos, pero también podés encontrar un productor orgánico de quesos y salamines. ¡No te pierdas la cerveza artesanal!


Abre todos los sábados de 10 a 18hs. Los primeros en llegar son los vecinos que van a comprar verduras y frutas y cerca del medidodía comienzan a armarse los puestos de comida. También podés adquirir productos orgánicos para llevar a tu casa como maca, pan, pastas, tés. Frente a las vías  vas a encontrar desde cuadernos y almohadones artesanales hasta productos de limpieza eco-friendly. 


Sabe la Tierra es una Asociación sin fines de lucro que busca difundir la sustentabilidad en todos los órdenes de la vida. Por eso, a través de las Ferias y los talleres, quieren concientizar y generar cambios de hábitos para preservar el medio ambiente. Los Mercados, con ediciones en San Fernando, Vicente López y Pilar, acercan los productores locales, que no usan agroquímicos ni pesticidas, a los consumidores. 


La iniciativa nació de la mano de Angie Ferrazini que busca "pensar global y actuar local". Comenzó con 16 productores en su casa y hoy cuenta con tres mercados que nuclea múltiples productores de alimentos orgánicos, diseñadores y artistas, cooperativas de trabajo y proyectos sociales.  ¿Querés conocer más sobre su trabajo? Leé la entrevista completa acá. 





viernes, 20 de febrero de 2015

Comer en el trabajo: la vianda

Almorzar en el trabajo siempre es un tema. A pesar de que cada vez hay más restaurantes de comida "natural", comer afuera todos los días es muy difícil. Especialmente para el bolsillo. Por eso, la mejor opción es llevarse una vianda.

En general, al preparar la cena dejo un sobrante para comer al día siguiente en la oficina. También tengo un stash de hamburguesas de lentejas, de mijo, milanesas de soja y bocaditos de espinaca en mi freezer. Pero con la macrobiótica me encontré con algunos problemas:

1) No se puede calentar la comida en el microondas porque rompe las moléculas de los alimentos y entonces ya no absorbemos los nutrientes. Así que saldré a buscar un termo o vianda térmica para que la comida se mantenga caliente. Sí, ¡como en la primaria! En Mercadolibre hay algunas muy lindas que parecen un bolsito y suman en cualquier outfit.


Fuente: Mercadolibre
2) Cocinar el día anterior pensando en que tengo que combinar siempre un cereal (arroz yamaní integral, mijo, trigo de burgol, entre otros), verduras (salteadas, escaldadas, hervidas, a piaccere) y proteínas (lentejas, soja, tofu, pescado, porotos aduki). Además, tener presente que si voy a comer proteínas esa noche, evitarlas al mediodía.

3) Llevar pescado a la oficina es un suicidio. No sólo que tus compañeros te van a odiar de por vida por el olor si no que, además, no sé cuánto tiempo aguanta en la vianda térmica fuera de la heladera, especialmente en verano. Además, muchas veces en casa nos gusta cocinar pescado a la noche y compartirlo (en otro post hablaré del tema de la socialización y cómo ajustar tu dieta y la comida de tu pareja, tu familia, etc.). Así que este punto lo tomo con pinzas.


Hoy mi vianda consiste en hamburguesa de lentejas + verduras al wok + trigo de burgol y en estos días veremos cómo me resulta la vianda.

¿Vos te llevás la comida al trabajo? ¿Qué cocinás?


miércoles, 18 de febrero de 2015

Día uno: ¡desayuno de arroz!

¿Qué? ¿Desayunar con arroz? ¿De qué me está hablando esta mujer?

Esa fue mi primera reacción ante el consejo de Perla para curar la gastritis. Para arrancar el día me recomendó hacer una suerte de crema de arroz yamaní integral con Gomasio. Como mis náuseas y dolores de panza son más fuertes a la mañana, decidí empezar con esta receta para probar. Cociné a la noche, ya que lleva tiempo. ¡Y al mañana ya tenía todo listo!


Primero, hay que lavar el arroz. Luego, por cada medida, van cinco de agua. Lo ideal es cocinarlo en una olla a presión y luego con difusor de calor, pero como no tengo ninguna de las dos, lo hice en olla común hasta que rompió hervor y luego bajé el fuego a pelusa (el mínimo antes de que se apague). Sé que así se hace el arroz para sushi, así que me quedé tranquila con mi modificación. Igual, pienso asirme de los utensilios correctos en algún momento. Según el libro, hay que dejarlo remojar luego de lavarlo, pero dado el poco tiempo y que Perla no me especificó esto, lo herví así. La próxima probaré remojarlo.
Dejás el arroz 40 minutos bien bajito y después lo colás. A la minipimer y listo...

Me quedó una pasta poco atractiva que metí en la heladera y rogué que al día siguiente estuviera bien.

Esto se sazona con gomasio (una mezcla de semillas de sésamo lavadas, secadas y tostadas y sal marina tostada). Al ser el primer día, no tenía muchos elementos por lo que sólo lo hice con sésamo. Te digo que suma MUCHO a la crema de arroz.

La prueba definitiva fue a la mañana siguiente. Lo comí con poca fe, pero me sorprendió. Es bastante más rico de lo que creía. Idealmente se acompaña con un té de bansha, pero por ahora decidí quedarme con los de hierbas conocidas.

Poco a poco iré incorporando nuevas comidas y recetas. El futuro de los desayunos igual se ve más entretenido: pan integral con queso untable de tofu o hummus.

¿Vos qué desayunás todas las mañanas?