viernes, 20 de febrero de 2015

Comer en el trabajo: la vianda

Almorzar en el trabajo siempre es un tema. A pesar de que cada vez hay más restaurantes de comida "natural", comer afuera todos los días es muy difícil. Especialmente para el bolsillo. Por eso, la mejor opción es llevarse una vianda.

En general, al preparar la cena dejo un sobrante para comer al día siguiente en la oficina. También tengo un stash de hamburguesas de lentejas, de mijo, milanesas de soja y bocaditos de espinaca en mi freezer. Pero con la macrobiótica me encontré con algunos problemas:

1) No se puede calentar la comida en el microondas porque rompe las moléculas de los alimentos y entonces ya no absorbemos los nutrientes. Así que saldré a buscar un termo o vianda térmica para que la comida se mantenga caliente. Sí, ¡como en la primaria! En Mercadolibre hay algunas muy lindas que parecen un bolsito y suman en cualquier outfit.


Fuente: Mercadolibre
2) Cocinar el día anterior pensando en que tengo que combinar siempre un cereal (arroz yamaní integral, mijo, trigo de burgol, entre otros), verduras (salteadas, escaldadas, hervidas, a piaccere) y proteínas (lentejas, soja, tofu, pescado, porotos aduki). Además, tener presente que si voy a comer proteínas esa noche, evitarlas al mediodía.

3) Llevar pescado a la oficina es un suicidio. No sólo que tus compañeros te van a odiar de por vida por el olor si no que, además, no sé cuánto tiempo aguanta en la vianda térmica fuera de la heladera, especialmente en verano. Además, muchas veces en casa nos gusta cocinar pescado a la noche y compartirlo (en otro post hablaré del tema de la socialización y cómo ajustar tu dieta y la comida de tu pareja, tu familia, etc.). Así que este punto lo tomo con pinzas.


Hoy mi vianda consiste en hamburguesa de lentejas + verduras al wok + trigo de burgol y en estos días veremos cómo me resulta la vianda.

¿Vos te llevás la comida al trabajo? ¿Qué cocinás?


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